Piura, 01/04/2024 El 1 de abril de 1831, el naturalista prusiano F. J. F. Meyen registró en Palca, Perú, el primer individuo de rana acuática andina en la historia. Posteriormente, diversas instituciones internacionales se unieron para proteger las ranas gigantes del lago Titicaca y otras especies del género Telmatobius, por ser uno de los grupos de anfibios más amenazados en el Neotrópico. Se busca en esta fecha alentar la conservación de las ranas acuáticas andinas, a partir de investigaciones que hagan posible sumar esfuerzos conjuntos para su conservación. Las principales amenazas para las ranas acuáticas andinas son la pérdida de hábitat, enfermedades y contaminación. Sólo en el 2019 alrededor de 5000 ranas fueron decomisadas por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre de Perú (Serfor) para el consumo en mercados como jugos o licuados, ya que son considerados como cura para varias enfermedades. Este género, endémico de la cordillera andina en Sudamérica, se puede encontrar en Ecuador, Perú, Bolivia, noroeste de Argentina y noreste de Chile. Las ranas acuaticas viven en diversos ambientes altoandinos, en quebradas, riachuelos, ríos, lagos y lagunas, sobre los 1000 m.s.n.m hasta más de 5200 m.s.n.m. En el Perú, habitan 27 de las 63 especies del género Telmatobius que existen en Sudamérica, como son la Rana Gigante del Lago Titicaca y Rana Gigante del Lago de Junín. Estos anfibios son muy importantes para los ecosistemas, pues sirven de alimento de aves y peces y, a su vez, se nutren con insectos, por lo que son controladores de plagas naturales como los mosquitos. Algunas especies como la rana gigante del Lago Titicaca, tienen como parte de su dieta a peces.